Las mujeres olvidadas de la Historia

La Historia ha estado escrita muchas veces por hombres y para hombres. Los hechos relevantes y sus protagonistas son masculinos y la participación de las mujeres siempre ha permanecido en un segundo plano.

Por este motivo han caído en el olvido mujeres geniales que nunca han aparecido en los libros como protagonistas. El relato de sus vidas y sus logros han quedado diluidos por las figuras masculinas de su entorno, y sus contribuciones han pasado desapercibidas, por lo que es complicado recuperarlas de las sombras de la Historia.

Es el caso de Caroline Herschel, pionera de la astronomía y que fue identificada durante mucho tiempo únicamente como la hermana de Sir William Herschel; o como Ada Lovelace, la impulsora del primer lenguaje de programación y que asoma en los libros simplemente como la hija de Lord Byron.

Uno de los ejemplos más notorios de la ausencia de reconocimiento de las mujeres en el ámbito de las ciencias es Rosalind Franklin, biofísica británica. Gracias a sus investigaciones fue posible fotografiar una molécula de ADN, lo que resultó fundamental para descifrar su estructura, uno de los avances científicos más importantes del siglo XX. Sin embargo, fueron James Watson, Francis Crick y Maurice Wilkins quienes recibieron en 1962 el Premio Nobel de Medicina por su trabajo.

Sí que consiguió el galardón de la Academia sueca la física y médica estadounidense, Rosalyn Yalow. "Cocina, limpia y gana el Nobel" fue el título que la revista estadounidense Family Health le dedicó por obtener ese reconocimiento en Medicina en una fecha tan reciente como 1977.

Pero, no solo las mujeres han sido relegadas en el mundo científico y tecnológico, el arte ha olvidado también a sus mujeres.

Sofonisba Anguissola (también conocida por Anguisciola) fue una pintora renacentista italiana, admirada por Miguel Ángel y Anthony van Dick entre otros y autora de numerosos retratos para la Corte de Felipe II. La ausencia de la firma de la creadora en sus propias obras ha dificultado la identificación de las mismas, atribuidas a otros artistas cortesanos.

Lee Krasner es una de las pocas mujeres que ha contado con una retrospectiva en el MOMA como maestra del expresionismo abstracto. Aunque siempre fue conocida como miss Jackson Pollock, sobrenombre que detestaba.

En España, María Lejárraga permitió, sin revelarlo públicamente, que su marido Gregorio Martínez Sierra, firmara como propias las piezas de dramaturgia que ella escribía.

Las mujeres citadas constituyen sólo un pequeño reflejo de todas las protagonistas de la Historia borradas de los textos, sin que esta omisión distinga países, épocas o actividad.

Recuperar el nombre de todas esas mujeres tiene una cierta voluntad de justicia y resulta crucial por el efecto que ejerce sobre las jóvenes de hoy en día, dado que la ausencia de referentes femeninas para las nuevas generaciones, impide que existan ejemplos de mujeres motivadoras que triunfaron en distintos ámbitos.

Sin conocer la historia de las mujeres estaremos olvidando la historia de la mitad de la sociedad.

Un abrazo,

Nuria Rebollar